Monday, July 24, 2006

LA MISION DEL ANGEL.

LA MISIÓN DE LOS ANGELES.
(Sus Funciones y El angel de la Guarda)
Por Waldemar Verdugo Fuentes.

Escuelas judeo-cristianas, a través de miles de años, han incorporado a su estructura toda una teología sobre los ángeles. Es así como visiones de seres angélicos se hacen habituales entre los antiguos profetas hebreos. Amos los vio; también Zacarías, Ezequiel, Tobías y (desde luego) Isaías. A veces los profetas solían actuar en forma extraña, como locos, y decían ser inducidos por ángeles. Así, Isaías, por ejemplo, se dice que predicó desnudo durante tres años. En las anotaciones al margen de la Biblia de Jerusalén, se explica que “en el curso de estas actuaciones o fuera de las mismas, los profetas se conducían a veces de un modo extraño, y podían pasar por estados psicológicos anormales.”
Como nuestros chamanes americanos, los profetas entraban en trance, el que también érales provocado por el contacto con ángeles. Y no terminaron estas visiones con el advenimiento de Jesucristo; al contrario, se podría decir que las instituciones angélicas, desde entonces, pasaron a ser patrimonio de la Iglesia cristiana, y, para esto, basta remitirse a la Biblia, que está escrita medularmente inspirada por visiones angélicas, que, desde un comienzo, son considerados mensajes de Dios; de aquí que el otro nombre por excelencia de los ángeles sea el de “mensajeros”.
En 1995, una encuesta de la revista norteamericana “Time”, con un espectro de varios millones de lectores, comprobó que un 68 por ciento de los estadounidenses cree en la existencia de los ángeles. El informe, casi sin excepción, es similar en el resto del mundo de la época. Además de cierta convicción muy particular, quienes creen se apoyan en que la totalidad de las escrituras y otras referencias que se han conservado de la antigüedad afirman su existencia, y también ocasionales actuación entre nosotros.
La célebre investigadora Annie Besant decía que, “a los ángeles no se trata de adorarlos, lo cual sería impropio, sino de amarlos.” Se diría que un acto ritual dedicado a ellos, es una manera de indicar que estamos agradados de su presencia: es un acto de alegría. Nada más. Para los creyentes los ángeles son seres reales, que, en una u otra forma trabajan con los hombres en la creación de nuestra civilización, fuera del ámbito de visión corriente de los historiadores, En realidad, no se contraponen a ninguna religión formal; más bien, complementan. Para quien cree en la existencia de seres espirituales, no corporales, que se pueden ver en ciertas ocasiones, llamados habitualmente ángeles, es una verdad de fe. En particular, la existencia del ángel de la guarda, por ejemplo, la iglesia Católica la funda en un pasaje del Evangelio de San Mateo: “Cuidado dice el Señor hablando de los niños con despreciar a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de su Padre”. Por ello instituyó una fiesta especial en su conmemoración: el día dos de octubre. Las iglesias protestantes admiten por razones bíblicas la existencia de los ángeles, aunque los excluyen de toda participación en la protección de las almas.
Por lo demás, según lo que se sabe de cierto, todos afirman que la misión de los ángeles es ayudar a los hombres en su evolución. A diferencia de nosotros, los ángeles no tienen libre albedrío, y solo pueden intervenir si nosotros los invocamos a pedimos su ayuda. Ya que los ángeles en el cosmos fueron creados como funciones: no son superiores al hombre, están a nuestro servicio, y actúan como reflejo del origen divino común. Por ello, nunca se endiosa a los ángeles ya que esto los aleja. En todo lo que se sabe, al único que se adora es a Dios, Así, por ser el hombre creado a imagen y semejanza de Dios, los ángeles están siempre dispuestos a acudir a nuestro llamado. Por lo demás, todas las escuelas de hoy están de acuerdo en que convocarlos es de lo más fácil: basta que ese sea el deseo del corazón.
Solo Dios sabe cuántos ángeles pueblan la corte celestial. La Biblia afirma que su número es enorme e indica que existen varias clases, de acuerdo a la tradición judía. Hablan de jerarquías angélicas el profeta Ezequiel, Isaías, San Pablo, pero sólo en el siglo IV de nuestra era Dionisio Aeropagita, en el Libro de la Jerarquía Celeste, establece la sociedad angélica tal cual hoy se conoce, ordenada según su mayor proximidad a la divinidad; cada uno, con sus funciones especificas y para convocarles asistencia en distintas situaciones. Son nueve coros:
SERAFINES: los más cercanos a Dios en este orden. Se dice, por tradición, que San Francisco de Asís recibió iluminación por parte de uno de ellos. Se los describe con seis pares de alas, que están cubiertas de ojos. Las alas las utilizan para protegerse, ya que al estar tan cerca de Dios, Su luz los quemaría si no lo hicieran. En el capítulo sexto del Libro de Isaías hay una descripción de estos ángeles:
“El año de la muerte del rey Ozías, yo vi al Señor sentado en un trono elevado y excelso, y las orlas de su manto llenaban el templo. Unos serafines estaban de pie por encima de él. Cada uno tenía seis alas: con dos se cubrían el rostro, con dos se cubrían los pies, y con dos volaban. Y uno grita hacia el otro: ¡Santo, santo, santo es el Señor de los ejércitos! Toda la tierra está llena de Su gloria”. Si entran en contacto con los seres humanos es para acercarlos al camino por la impresión inmediata del amor. Por estar junto a Dios son los ángeles del puro amor, y como tales, en su momento, también se hacen ángel de la Guarda: Tiene, entonces, que dejar su elevada posición delante del trono de Dios, donde le servía en plena felicidad, para descender y asumir la humilde condición de mensajero, acompañando al hombre para su servicio en el camino de la vida. En esta tarea aparentemente incapaz debe sin coartarlo, ayudar al hombre cuando éste requiera su ayuda, pudiendo incluso intervenir en la naturaleza pero nunca en el camino que el hombre desea seguir, porque, sabemos, al ángel le esta prohibido violentar la libre voluntad humana. Solamente a partir de esta nueva tarea, es como los serafines reconocen verdaderamente la bondad de Dios, al permitir el amor en la frágil criatura humana, a la que aman por ser imagen y semejanza de Dios. Los querubines pueden hacerse, incluso, ángeles de la guarda, que son los ángeles mas cerca al hombre y más lejanos de Dios. El motivo que los ángeles de la Guarda no formen un coro aparte es debido a que su misión es un cargo honorífico: Dios permite a todos los seres superiores de Su creación que puedan ejercer de ángeles de la Guarda del hombre, que es una criatura mas preciada por lo efímero de nuestra vida que siempre desemboca en la muerte. Entonces, se sabe que para lograr la protección de un Serafín, basta que este sea el deseo del corazón.
QUERUBINES: son los encargados de custodiar los lugares sagrados creados por Dios en la existencia. En nuestra arte plástica aparecen representados como niños con alas. En el relato bíblico son querubines los que custodian la entrada al Edén, y el acceso al árbol de la vida, y también son querubines los custodios del Arca de la Alianza. La vibración que emana de los querubines es la de la sabiduría: ellos siempre saben a quién dejar pasar. Comúnmente se les convoca para todo tipo de trabajo artístico o creativo, basta para comunicarse con ellos la intención del corazón, es decir, desear hacerlo. Ellos son los ángeles del poder de la sabiduría, En el Antiguo Testamento se afirma que los querubines (en los Salmos 18, 80 y Ezequiel 10) “sostienen el trono de Dios”, “arrastran Su carro”, “le sirven de montura”... el nombre es de origen mesopotámico (kerúbim) y probablemente está relacionado con el acádico káribu, kuribu, una divinidad de segundo orden, representada originariamente como hombre, dotado luego de alas y con los distintivos del águila, del león o del toro, que aboga por los hombres ante las divinidades superiores. Se les identifica en la plástica egipcia con sus alas extendidas protegiendo un cofre sagrado o un sarcófago. En Asiría son esos colosos alados en forma de león o toro con rostro de hombre, apostados como guardianes a la entrada de los templos. En el Libro de los Reyes (1,6, 23-28) se dice que resguardan el sancta sanctorum del templo de Salomón. En el Libro del Éxodo se afirma que Dios se manifiesta comúnmente entre ellos, al extremo de llamársele “el que se sienta en los querubines” (Éxodo, 25,22... y en el Libro de Samuel, 4,4, y en Salmo 99,1). Esta representación está desarrollada de manera grandiosa en el Libro de Ezequiel (I, 10), cuando el protagonista ve cuatro querubines de especie ígnea, cada uno con cuatro caras: de hombre, de león, de toro y de águila; con manos de hombre, con pies y alas, llevando el carro en que se sienta Dios. Los querubines, entonces, conducen la sabiduría y en nuestro camino de aprendizaje humano contamos con toda la información que de ellos deseemos recibir, pero está en el hombre la decisión de pedirla, esto es a nuestro libre albedrío.
TRONOS: son los ángeles de la vida que viene de Dios. Los tronos conocen inmediatamente las razones de las obras divinas o del sistema de las cosas. Al tener acceso a la razón de la vida, su poder es inmenso y es la razón de que se les represente como grandes ruedas o carruajes de fuego. Su descripción aparece en el capítulo primero del Libro de Ezequiel, y en el ascenso del profeta Elías al cielo, “arrancado por un carro de fuego” (Reyes II-2:11). Representan a la fuerza de permanencia en vida, por lo que se pueden convocar cuando las fuerzas flaquean. Basta con desearlo desde el corazón,
DOMINACIONES: son los ángeles médicos Como “sanadores”, en el amor de Dios transmiten su propio espíritu, y hasta el final de los tiempos alcanzar la victoria de la justicia en lo que se conoce, Son responsables de cuidar las estrellas, planetas y elementos. Y se los representa con ropas blancas y alas color de tiza. Se los convoca para solucionar problemas de salud, y también como guías en el inicio de disciplinas que tengan que ver con lo físico o con lo espiritual.
VIRTUDES: en nuestra plástica se les identifica como caras con dos alas. Son lo más excelso: la luz de una sonrisa. Y actúan, cuando se les convoca, en forma inmediata. Son los “ingenieros de milagros”, y acuden al instante en situaciones de peligro. Son los que ejecutan las órdenes de los ángeles superiores, más veloces que el rayo. Están siempre donde se practica la fe, la esperanza y la caridad.
POTESTADES: son los ángeles guerreros. Se los representa con lanza, escudo y casco y su función es el bien hecho que debe mantenerse para uso del hombre, como el curso de los ríos en su cauce natural o la vivienda. Lo que hace su trabajo titánico, debiendo recurrir a todo tipo de artefactos mecánicos para ayudarse, lo que los convierte por excelencia en ángeles protectores de los hombres, inventores por naturaleza primigenia. Sin embargo, no pueden alterar lo que el hombre disponga en su libre albedrío: les está prohibido intervenir en el orden que damos a las cosas que crea nuestra civilización. Sólo intervienen en la materia por orden de Dios, que, en este orden, las Potestades también pueden convocarse para liberar a una persona de entidades o formas de pensamiento negativas. El poderío de estos ángeles es enorme en el bajo astral (que es todo aquello que distrae la evolución del hombre), donde pueden destruir sin dejar rastro. Se dice que cuidan todas las grandes ciudades, y cuando ocurre un desastre natural, como los terremotos, actúan abiertamente sin que nadie se los pida, por su puro instinto de ayuda en la emergencia. Ellos llevan las leyes de Dios al interior de la creación, y su actuar inmediato en la necesidad humana lleva la alianza de Dios con los hombres.
PRINCIPADOS: viven entre nosotros. Se los representa como seres muy altos, sin ninguna otra diferencia física con el hombre. Su periodo de vida es el mismo que nosotros, pero no tienen libre albedrío. Se relacionan con todo lo que signifique crecimiento de nuestra naturaleza. En cada parto hay por lo menos un Principado, y pueden convocarse para que estén con su protección en los actos arriesgados. Por su naturaleza especial, saben todo lo que pasa en el corazón de los hombres. Aunque en la misión que tienen, también se ocupan de la evolución de las especies inferiores al hombre. Son los administradores de la creación, los continentes y países, nubes, vientos, estaciones, la piedra y la madera, todo lo que sea materia de construcción en la tierra o el individuo con sus facultades y su aspiración de una vida mejor.
ARCANGELES: a diferencia del resto de los ángeles, ellos tienen libre albedrío como el hombre. Y pueden ser convocados o aparecer sin que se los convoque. Son por excelencia los mensajeros de Dios y siervos especiales de María Madre de Jesús. De muchos de ellos se conocen los nombres, porque se les ha convocado desde el comienzo del hombre. El Libro de Henoch da los nombres de Raguel, Saraqael, Zutel, Rafael y Fanuel. El Apocalipsis enseña los nombres de Esdras, de Gabulethón, Aker, Arphugitonos, Beburos y Zebuleón. Se suman después los de Surjan, Urjan, Uriel, Arsjalajur, Metatrón y otros. Según el apócrifo El Pastor de Hermas, él ángel que cuida a los animales se llama Thegri, El Concilio de Roma del año 745, y el de Aquisgrán del 789 rehusaron todos los nombres de ángeles, salvo los de Miguel, Gabriel y Rafael.
Miguel Arcángel en su nombre expresa la actitud esencial de los espíritus buenos. “Mica-El” significa: “Quién como Dios”. Aparece en el Libro del Apocalipsis como el jefe de los ángeles que combate al que se opone desde la oscuridad. Se le convoca como protector y limpiador de energías negativas, lo que ocurre por su sola presencia que puede ocurrir en cualquier momento y lugar. El Príncipe de las milicias celestiales ha recibido de Dios la fuerza y el poder para aniquilar por medio de la humildad el orgullo de los poderes tenebrosos. Por eso, se le conjura pidiendo, antes que nada, que nuestro corazón se haga humilde, fiel para cumplir inquebrantable la voluntad de Dios, y fuerte en el sufrimiento y las necesidades. Miguel Arcángel actúa como defensa perenne de la verdad. Defiende y protege la obra humana y el deseo de la Madre Universal en lo que existe.
Gabriel Arcángel en su nombre significa el “poder y fuerza es Dios”, siendo su misión la ayuda para superar cualquier obstáculo que enfrente el hombre, a quien sirve viendo en él, al igual que todos los ángeles, “la faz del Padre que está en los cielos”. Se le vincula, sobre todo, al misterio de la Encarnación del hijo de Dios en el hombre. Por lo que se le une al corazón mismo de la creación. Dios hecho hombre es el signo supremo del Padre omnipotente; Gabriel Arcángel es quien anuncia a María el nacimiento de Jesús.
Por ello, se le convoca en particular requiriendo su intersección por los niños, de quienes se ocupa sin que por ello deje de actuar en las otras edades del hombre. Es quien abre nuestros ojos y oídos para captar los signos y llamamientos del Corazón de Dios. Nos ayuda a comprender correctamente la Palabra y nos hace vigilantes. En él se aplica a la perfección el “Hágase contigo según has creído” (Libro de Mateo, 8:13). Se puede señalar su servicio para nuestro progreso con las palabras: purificación, iluminación, unión.
Rafael Arcángel se aplica a “la medicina que viene de Dios”. El nombre “Rafa-El” significa: “Dios cura”, o sea, todo es sanable en lo que se ve y lo que no se ve. El cura en el ámbito cósmico, o sea, lo que sana nunca más sufrirá daño en lo que se sabe, por lo que desempeña un oficio protector admirable. Cura la ceguera física y espiritual (según un manuscrito del siglo Xl), “porque es médico de las almas y los cuerpos. Ilumina los ojos del espíritu y del cuerpo, apresurándose a apartar las tinieblas que oscurecen los ojos y los corazones”. Cuando se le convoca, se le pide que no mire tanto el deseo cuanto el bien del alma, porque es el conductor por excelencia entre los ángeles: es hábil a través del desierto, es luz que muestra el camino, escudo cuidadoso, guía. Rafael es enviado delante de Tobit siervo de Abraham, a quien cura su ceguera y ayuda a su hijo Tobías a encontrar esposa y le conduce. El relato, consignado en el Libro de Tobías, que procede de finales del siglo III antes de nosotros, muestra cómo Dios recompensa la piedad de su siervo Tobit al enterrar a los muertos, y cómo su hijo es acompañado en su viaje por Rafael, y consigue esposa. En el capítulo 12, 11-21, el ángel dice: “Os voy a decir toda la verdad, sin ocultaros nada. Ya os he manifestado que es bueno mantener oculto el secreto del rey y que también es bueno publicar las obras gloriosas de Dios. Cuando tu y Sarra hacíais oración, era yo el que presentaba y leía ante la Gloria del Señor el memorial de vuestras peticiones. Y lo mismo hacia cuando enterrabas a los muertos... También ahora yo les digo: “No temáis. La paz sea con vosotros. Bendecid a Dios por siempre. Si he estado con vosotros no ha sido por pura benevolencia mía hacía vosotros, sino por voluntad de Dios, A él debéis bendecir todos los días, a él debéis cantar.”
ANGELES: de los otros seres creados por Dios, los más cercanos al hombre son los ángeles propiamente tales, que suman millones. Los ángeles de la Guarda pertenecen a estos millones de ángeles. En América, desde los tiempos antiguos se admiten ángeles de la Guarda de uno y otro sexo, y se cree que cada hombre tiene constantemente a su lado a un ángel que lo guarda e inspecciona nuestras acciones; creencia común en el mundo antiguo, que aquí tratamos al final. De la apariencia original de los ángeles, se sabe que son luz. Nada más. Sólo se conoce la apariencia del ángel de la guarda, que es a imagen y semejanza de nosotros mismos, tiene la forma de nuestro reflejo en el espejo. Los antiguos le daban la silueta de nuestra sombra individual, que, como el ángel, no tiene libre albedrío y nos sigue donde vamos. Si bien, entonces, sólo el hombre tiene libre albedrío, el ángel que nos guarda en nuestras acciones puede ver de inmediato actor, causa y efecto; atributo de su misión protectora. El estado de ánimo básico del reino angélico es la alegría, ya que los ángeles viven en estado de gracia, en contacto permanente con la fuente; es por ello que, se sabe, la risa optimista que ve siempre el lado positivo de las cosas agrada a los ángeles. Desde la dimensión de los ángeles todo es simple y perfecto, no existen ni buenos ni malos, no hay tiempo ni espacio, y su función última es ayudarnos a trascender la dualidad con el menor sufrimiento posible. Para convocarlos, se hace como esta escrito: “Pedid y se os concederá, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá”
Así como sucede que una tribu del Matto Grosso aislada del mundo, al ver por primera vez un robot cree que está ante un ser extraño, para nosotros es claro que los constructores del robot conocen leyes y naturaleza, así nos podemos sentir nosotros respecto al conocimiento del mundo Angélico. En varias páginas de la Biblia se afirma que Dios nos promete Su ayuda y protección por medio de los ángeles. Como en el Salmo 90, que habla del poder de los ángeles sobre el mundo material como de su influencia en la vida del hombre. Así, los ángeles tienen influencia en nuestro mundo, en nuestra mente, nuestra memoria y nuestros sentidos; se preocupan de nuestras cosas, de protegernos y de conducirnos cuando así lo deseamos, porque, sépase, los ángeles no pueden influir directamente en nuestro entendimiento y voluntad. Eso solamente Dios lo puede.
En cuanto que el alma acepta a los ángeles recibe un aumento de sus capacidades. Como el astrónomo puede ver por medio del telescopio, así el ángel sirve al hombre: aumentando conocimiento y amor. Además, el solo hecho de aceptar alguien mejor, nos hace más humildes y cercanos a la Gracia de Dios. En todo caso, se sabe que los ángeles -creer en ellos- amplían las capacidades naturales.
Bien es que en este mundo nunca entenderemos la esencia de los ángeles, pero podemos llegar a comprender sus actuaciones, porque, si nuestra vista es limitada, no obstante somos lógicos: si algo nos hace bien, lo sabemos. El permitir el contacto de los ángeles con nosotros es una medida de participación en la perfección de la vida; es luz, calor y claridad que da brote.
Fuera del ámbito de visión corriente de los historiadores, varios investigadores coinciden en afirmar que los ángeles son seres reales, que de una u otra forma han trabajado con los hombres codo a codo en la creación de grandes civilizaciones; y es posible (ya que la historia se repite) que no esté lejano el día en que esa comunicación y cooperación se restablezcan para mutuo beneficio. En el pasado la cooperación entre ángeles y hombres pudo ser estrecha. Creo que el objetivo principal de esta cooperación es la elevación de la raza humana y el cumplimiento de la misión de los ángeles, cual es la de ayudar al hombre en su quehacer diario. Y creo que la finalidad de esta fraternidad radica en conducir a ángeles y hombres por medio de una colaboración estrecha hacia la perfección del cosmos. Entendiendo que ángeles y hombres son dos ramas de la infinita familia de Dios, que en general va siempre evolucionando.
Hay investigadores que los ubican relacionados con las más diversas actividades humanas, y siempre dispuestos a cooperar, exigiendo que quienes invoquen su presencia concentren todas sus facultades en desarrollar cualidades de pureza, sencillez, rectitud e impersonalidad. Y la relación con ellos es de inmediato práctica y beneficiosa. Siendo la cooperación que estos ángeles comunes prestan también definida de acuerdo a las divisiones de su oficio como protectores y ayudadores, entre quienes, en una mínima descripción, también podemos citar:
ANGELES DEL PODER: enseñan a liberar la profunda energía espiritual que posee el hombre en su ser mas profundo; ayudando a salir lo que late dentro de uno, colmando, moldeando, inspirando y fortaleciendo toda actividad humana, al hacer práctica esta fuerza que generalmente duerme en el hombre. Las ceremonias humanas atraen siempre su atención, y cuando se las realiza correctamente en la intención del corazón y en la liturgia, proporcionan un cauce que da curso a esta fuerza que es energía ardiente. Los ángeles del Poder están presentes en todas las ceremonias religiosas, siendo el lugar y el momento para convocarlos.
ANGELES DE LA SALUD: están encabezados por el Arcángel Rafael, quien es el único entre ellos que puede actuar libremente, porque la generalidad de los ángeles de la Salud están incapacitados de ayudar si no se les pide; pero cuando se acude a ellos llevan adelante su obra continuamente y por lo general actúan desde que los solicita el enfermo mismo, y si este está incapacitado de hacerlo, debe venir la solicitud de alguien que ame al enfermo: nada mas es necesario que la intención de convocarlos, porque su presencia junto a los lechos de los enfermos es un hecho real: suman millares estos ángeles ubicados junto a enfermos en sus hogares o en hospitales, en los umbrales espirituales y mentales, dispuestos a actuar, porque ellos pueden sanar tanto el cuerpo como la mente enferma.
ANGELES GUARDIANES DEL HOGAR: gustan de la vida domestica humana; ellos disfrutan participando de la horas de trabajo y descanso; se encariñan con los niños y sus juegos; gozan de la atmósfera feliz del hogar y viven en medio de las familias. Procuran proteger los hogares humanos apartando toda influencia peligrosa, todo conflicto, toda enfermedad. Prestan oído a los rezos que hacen las personas en sus casas, en especial las oraciones nocturnas infantiles y las oraciones matinales de los adultos, aunque siempre están atentos a acudir en ayuda. Ellos prestan oído a nuestras peticiones hogareñas y las retransmiten al Señor y vivifican todo pensamiento de amor humano sumándole algo de su amor y su vida. Prestan ayuda al anciano y al enfermo solo, haciéndose efectiva esta ayuda con su sola presencia.
ANGELES CONSTRUCTORES: son quienes dirigen la evolución en todos los mundos, la modelan según lo establecido y se afanan siempre por mejorarla, perfeccionarla y vigorizarla. Ellos ejercen su influencia en toda chispa inmortal nacida en los mundos del pensamiento, del sentimiento y de la carne, al igual que en todo brote, planta, animal, globo y universo. Clasificados de acuerdo a niveles, estos constructores trabajan individualmente en el que les corresponde y así los inferiores ejercen su influencia en los brotes y los superiores en los mundos. Hay ángeles constructores de la forma externa de los hombres, del cuerpo, y de los otros seres con forma física que existen. Están presentes en todo nacimiento, en forma invisible e ignorada, es cierto, pero bastaría con abrir mas los ojos para verlos. Ayudan especialmente a las mujeres cuando se hacen madres, aunque esta no se los pida ni crea en ellos. Para estos ángeles cada niño que nace es como una corte: potencian a cada hombre para que sea un caballero y a cada mujer para que sea un drama. Están siempre donde hay un acto de cortesía porque, en esencia, afirman con su trabajo que todos deben tratar a los demás con cortesía, honrando en cada uno su estirpe real, su regia esencia humana, porque todos los hombres llevan sangre de monarca: todos somos hijos del Rey. Y como tal debemos comportarnos, que no es noble el que hereda un titulo: es noble quien se comporta como tal, quien olvida que es hijo del Rey.
ANGELES DE LA NATURALEZA: viven y trabajan diseminados en los elementos que conforman la vida. Están por doquier en torno a las moradas humanas, en árboles, flores, piedras y nubes, incluso en el fuego y las aguas. Ellos animan todas las formas y supervisan las cuatro estaciones. Pero actúan por reflejo del pensamiento humano: producen terremotos, tempestades e inundaciones cuando la índole de la vida humana así lo genera. Si los hombres recabaran su ayuda sabrían controlar todos los caprichos y fenómenos de la naturaleza, porque la naturaleza actúa como por si misma en el designio misterioso divino. En todo caso, hay una ley vigente sobre el clima y los cambios atmosféricos y los ángeles de la naturaleza son meros agentes de esa ley. La mejor forma de recibir la ayuda de ellos es preservando el medio ambiente natural al hombre: donde hay un hombre cuidando un huerto, o sembrando flores, de segundo que hay uno de estos ángeles aliviando su labor.
ANGELES DE LA MUSICA: son manifestaciones del Verbo Divino creador, expresiones de la voz de Dios. Y su resonancia se expande en la totalidad de lo creado, por este se dice que están en todas partes como un eco desde el primer sonido que brotó con el mundo. Su voz parece las olas del mar. Desde el centro del universo, como enorme marejada, surge su canto en esplendorosas olas sucesivas contestando al verbo en un orden tras otro: propagándose su influencia hasta los confines del universo. La creación jamás cesa. La voz de Dios se oye constantemente, apresando los panoramas del espacio extra universal, de las ideaciones cósmicas. El habla y Narra con Sonidos Su Visión: al expresarla, la hace salir y la modela como forma en el Universo. Ante Su voz los ángeles de la música brotan de Sus labios para hacerse agentes del sonido y tal es el poder que ejercen, tal es su grandeza, porque el sonido todo lo abarca, incluso el color, que es puro sonido. Así, estos ángeles son la expresión de los colores y cantos dentro de los lindes de nuestro Universo, que es como un gran órgano pulsado por lo absoluto. Así es como estos ángeles, los gemelos portentosos (el color musical) ingresan en las limitaciones del tiempo y el espacio terrestre. Los ángeles de la Música tienen por misión hacer descender hasta los oídos humanos la voz de Dios, esta radiación infinita, esta marejada de millones de planetas, para que todos, incluidos plantas, minerales y animales, puedan escuchar Su voz y, al percibirla, la obedezcan. Todos los sonidos que se escuchan en la tierra son un eco de su voz y todas las luces, de cualquier color que sean, provienen del brillo deslumbrante de Sus ojos. No es posible hacer descender a estos ángeles hasta el yo-infierno: para verlos y oírlos es menester elevarse hasta su mundo mas alto que el nivel medio, lo que se consigue, por ejemplo, a través de una melodía o la simple risa humana, que eleva al hombre a emitir un sonido perfecto agradable a todos. Ellos necesitan los oídos y corazones humanos para sintonizar el mundo. Para ellos, todos somos instrumentos y cada facultad mental o afectiva, una cuerda. Vigilan ansiosos cada razón recién nacida y ven en ella una promesa de nuevos instrumentos, mayor expansión tonal, otro cañón de órgano, para responder a la Voz de Dios. Estos ángeles ven la unidad de todo; saben que cada parte es fragmento de un gran instrumento en el que Dios ejecuta cuanto oye mas allá de los reinos temporales y espaciales. Mediante este instrumento, mediante toda Su múltiple música, late Su corazón, tiene lugar el ritmo del pulso universal. Todos los desplazamientos estelares, la iluminación y oscurecimiento de los soles, el nacimiento y muerte de los planetas, la evolución racial, las olas que rompen contra la playa, el surgimiento y hundimiento de los continentes, la fusión de los mares polares, el latido de los corazones humanos, la germinación de la semilla, todo responde al ritmo del corazón palpitante de Dios.
ANGELES DE LA BELLEZA Y EL ARTE: estos ángeles han visto la belleza de Dios, y han incorporado esta en si mismos, por lo que en el mundo de la forma asumen el deber de ayudar a las formas para que plasmen todo sin perder de vista la belleza del modelo al que se ajusta Su obra. Cuando mayor es la densidad en que Dios Se limita, mas honda se oculta Su belleza. De aquí que la belleza física ese efímera, porque es solo externa. Estos ángeles tratan de moldear el crecimiento y las formas acabadas en afán de que el hombre vea mas el sentimiento que el cuerpo por fuera. Así como los ángeles de la Música son la Voz de Dios, los ángeles de la belleza son la Mano de Dios. El hombre siempre aspira a la belleza y trata den igualar su propia obra a la obra de Dios aspirando a Su Mano: he aquí la razón de las artes en general: un afán de belleza. Pero el arte humano se recrea, es cierto, cada vez que un espectador lo admira. En cambio la belleza divina está siempre sometida a la ley del cambio y día a día crece en esplendor. En la naturaleza siempre se ve la Mano de Dios; porque en si misma la Belleza no nace ni muere: es eterna y cambia como las estaciones del año. La belleza verdadera es siempre nueva: esta es la señal que permite distinguirla de la falsa. La belleza falsa (producto de los yo-inferiores) no cambia, está fija y como todo lo que está fijo en un universo que no cesa de crecer, es vieja desde que nace. Así, debido a que el movimiento impregna todo el universo, la verdadera belleza deberá sugerir movimiento. Un cuadro muerto no es bello aunque la muerte no carezca de belleza. La belleza es alma de todas las cosas naturales y yace oculta en toda virtud y, en especial, en el amor. No se necesita otra ley, ni hay otra virtud tan grande como el amor a la belleza, porque esta es la esencia de todas aquellas cosas. Toda ley que se dicte, todo estatuto que se ponga en vigencia ha de responder a esta pregunta: “¿Será bello el resultado?” Este es el ideal con que el ciudadano medirá su conducta y sus deberes para con el estado. Así, de una sola ojeada, el hombre artista-pueblo (porque el arte es patrimonio del pueblo) del mundo puede evaluar el merito de gobiernos y reyes. Un buen gobernante o rey es aquel que dicta leyes cuyos resultados son bellos para el pueblo. La medida de la fealdad de una nación será la medida de los errores de su gobierno: la medida de su belleza, como la de la verdadera majestad de su rey, será la del progreso realizado. Estos ángeles proclaman, entonces, que habrá de moldearse los pensamientos, los sentimientos y la carne. Ellos trabajan cooperando en la tarea de fabricar una raza humana. Porque estos ángeles, como todos los antes citados, son, en primer lugar, servidores del hombre, cooperadores en la medida en que el hombre lo solicita o por la simple gracia y el cumplimiento de la ejecución del Plan que une a ángeles y hombres en cuanto a que ambos son hijos de Dios.

EL ANGEL DE LA GUARDA: En todos los libros sagrados antiguos e innumerables publicaciones posteriores se narran historias de ayuda y protección por medio de los ángeles, con los más diversos nombres. Proclaman que el Bien siempre vence al Mal. Ellos influyen en la mente, en la memoria y los sentidos, se ocupan de iluminar, protegernos del mal y conducirnos al bien; sin embargo, no pueden influir directamente en nuestro entendimiento y voluntad. Eso solamente Dios lo puede. En tanto que el alma está unida con los ángeles, reciben un aumento de sus capacidades. Como el astrónomo puede ver más por medio del telescopio, así el ángel da al hombre un aumento de conocimiento hacia dentro y una ampliación de las capacidades naturales hacia fuera, y de amor hacia su interior y a su exterior. Bien es que en nuestro mundo nunca entenderemos la esencia de los ángeles y así comprendemos muy poco sus actuaciones, porque estamos limitados; no obstante, dice Santo Tomás de Aquino que esta influencia es manifiesta claramente en el llamado ángel de la Guarda, propio e individual de cada ser: “Los ángeles al tener contacto con los hombres, los hacen participar un poco de su propia perfección. El Santo Ángel irradia luz, valor y claridad. Estar unido al ángel de la guarda nos fortalece, nos purifica y nos hace mejor en todo...”
A partir de la Biblia el más popular de estos mensajeros, sin duda, es este llamado ángel “de la Guarda”, cuya misión es acompañar al hombre con su dulce compañía y no desampararlo ni de noche ni de día. Leemos que dice Dios (en éxodo 23, 20 y siguientes): “Yo mandaré a un ángel ante ti, para que te defienda en el camino y te haga llegar al lugar que te he dispuesto. Acátale y escucha su voz, no le resistas, porque no perdonará vuestras rebeliones y porque lleva mi nombre.”
El Éxodo fue escrito por Moisés en el Desierto el 1512 a.n.e y la tradición del ángel llamado “de la Guarda” se arrastra desde entonces. Tal revelación, por tanto, dice que Dios, hablando así, afirma sin ninguna duda que este ángel tiene como única misión el servicio y defensa del hombre ante lo que sea. También esta revelación devela la confianza que Dios deposita en el ángel que guarda al hombre, al mandarle proteger, amonestar y preparar nuestro camino, al presentarlo como portador de Su propia autoridad. Las palabras del Éxodo no fueron dirigidas a un individuo aislado sino a todos los hombres, lo que explica al ángel de la Guarda como símbolo de asociación del amor divino y nuestra humanidad. He aquí la razón de que este mensajero sea el más popular y conocido del hombre desde niño. Porque representa la absoluta protección de que es envestido el ser humano desde el instante primero. Entonces, revela la Biblia que el ángel de la Guarda existía antes que el hombre, desde el momento que fue enviado a proteger a éste. Génesis 1, 1: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra.” Es decir, creó primero el mundo espiritual, entorno primitivo del ángel, y después creo la materia, entorno del hombre. Es ésta la razón de que en la concepción antigua literaria judío-cristiana, encontramos al ángel de la Guarda como reflejo de la imagen espiritual de Dios y al hombre como imagen terrenal de Dios. Esta característica de la concepción remota es la de que Dios no se repite, confiriendo a cada ser espiritual y a cada ser terrenal una misión única, propia e irremplazable. Así es como las escrituras sagradas revelan que al venir el custodio de Dios para volver nuevamente a Dios, en manera absolutamente individual, el ángel de la Guarda vive lo que vive el hombre: esto es otro atributo que hace a este ángel tan “querido” porque dura no más que nuestro propio fugaz paso; como al hombre, al ángel de la guarda tampoco se le ha dado la inmortalidad, como al río o al mármol. Y esto lo hace un ángel humano, terriblemente humano, porque ¿hay algo más terrenal que la muerte irremediable? Aún cuando, en otras cosas, el custodio es diametralmente distinto al hombre.
O sea, si bien todo ser humano está acompañado por su ángel toda la vida, no significa que sus puntos de vista sean reflejos, porque, se dice, el custodio entiende las cosas de modo diverso al hombre, Cuando uno piensa, juzga o estudia, pasa con dificultad de una idea a otra. Nuestro ángel de la guarda, al contrario, comprende al instante cada pensamiento, el sucesivo y todas sus consecuencias: también su voluntad es superior, por lo mismo al ser un acto posible de buena consecución cumple con gran eficacia. El ángel custodio actúa sin conflicto ni lucha interior, y supera toda oposición. Entre los mismo ángeles custodios no son jamás iguales: cada uno tiene su individualidad propia, al igual que entre los hombres. De hecho, ciertos pensadores afirman que cada ángel de la Guarda, como cada hombre, forma por sí mismo una especie: tal es la diversidad de la creación. ¿En qué forma se realiza, entonces, esta influencia? Santo Tomas de Aquino explica que la respuesta a esta pregunta se encuentra en la naturaleza misma de los ángeles: ellos conocen las leyes del mundo material mucho mejor que el más sabio de los hombres. Además, tienen una influencia sobre este mundo material. Su poder supera los límites de la ciencia humana y de la técnica, muchas veces hasta el punto que ciertas actuaciones de los ángeles nos parecen milagrosas, no obstante que son cosas naturales a ellos.
Las escrituras hebreo arameas y greco cristianas que conforman la Biblia hablan profusamente del ángel de la Guarda o del Señor. En el Antiguo Testamento, cuando Jacob esta a punto de morir, pide por sus hijos diciendo: “El ángel que ha estado recobrándome de toda calamidad, bendiga a los muchachos.” (Génesis 48:16). Antes había visto en sueños una escala que subía hasta el cielo y por la que transitaban ángeles: “Y empezó a soñar, y ¡mire! Allí estaba una escalera estacionada sobre la tierra y su parte superior alcanzaba hasta los cielos; y, ¡mire! Allí estaban los ángeles de Dios ascendiendo y descendiendo por ella.” (Gé. 28:12). Luego saldrían a su encuentro: “y en cuanto a Jacob, él se puso en camino, y ahora se encontraron con él los ángeles de Dios.” (Gé. 32:1).
En los relatos del Antiguo Testamento al ángel de la Guarda se le identifica también con el ángel de Yahvé o Jehová, quien se le aparece a Moisés en una llama de fuego en medio de una zarza (Éxodo 3:2). Y promete nunca quebrantar el pacto y ser un “lazo” (Jueces 2:13). En el Nuevo Testamento se lee que los ángeles son espíritus para servicio público (Hebreos 1:13). Y como ángel del Señor su huella es larga. Según Mateo (1:20-21) se le aparece en sus sueños a José, hijo de David, y le dice: “no tengas miedo de llevar a María tu esposa a casa porque lo que ha sido engendrado en ella es por espíritu santo. Dará a luz un hijo, y tienes que ponerle por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo...” Más adelante le advierte el peligro de muerte: (2:13) diciéndole en sueños: “Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto, y quédate allí hasta que te diga; porque Herodes está para buscar al niño para destruirlo.” Y lo insta a seguir (2:20): “Levántate, y toma al niño y a su madre y ponte en camino porque han muerto los que buscaban el alma del niño.” Ya antes había anunciado otro nacimiento: el de Sansón hijo de Manoa y su mujer estéril (Jueces 13:2-24). También cierra la boca de los leones y no perece Daniel (Dn. 6:22). A partir de Ezequiel (40:3ss) un ángel, “su apariencia era como la apariencia del cobre”, explica a los profetas el sentido de sus visiones; le habla Zacarías (1:8ss) y llega a ser un rasgo característico de los libros Apocalípticos. En Hechos 12:12-15 a Pedro se le llega a confundir con su ángel de la Guarda.
Desde las primeras épocas de la Iglesia cristiana edificada a partir de san Pedro, entre sus miembros es usual un pacto secreto con este ángel de la Guarda: cierta consagración que supone entrega a la fe por vocación, y desarrollo a partir de compartir la vida con el mensajero individual en el puro amor a Dios. El presbítero J. Jesús Ceja Álvarez, de la parroquia de Jesús de Guadalajara, México, afirma que “hay una forma de pactar con él ángel de la Guarda, una manera de relacionarse con tan excelente amigo nuestro, que todo cristiano puede hacer con mucho fruto.” El se refiere a la Promesa al ángel de la Guarda, que dice:
“Santo, Santo, Santo. Señor Dios de los ejércitos: el cielo y la tierra proclaman vuestra gloria. Postrados ante vuestra Majestad, os agradecemos, oh Dios, el habernos concedido un compañero celestial; que nos guíe según vuestra voluntad, para honra vuestra y manifestación de Tu amor. Prometemos aquí en Tu presencia, amar como hermano a vuestro ángel y obedecer cuando él hable a nuestra conciencia. Él será ciertamente nuestro guía camino al Cielo. Señor Jesucristo, Salvador, toma mi mano y ponedla sobre la de mi ángel y trazad sobre ella la señal de vuestra redención. Y que tu bendición sea para nosotros salvación. En el nombre de Padre, del Hijo, y del Espíritu santo. Amén.”
Dice este sacerdote que “a lo largo de su historia, la Iglesia ha revelado diversas oraciones, meditadas una y otra vez en la soledad de los claustros. Cada una es una ayuda en el camino. Yo pensé algo al consagrarme al ángel de la Guarda: su presencia es también magnífica decisión divina para la realización de Su Plan. Mi fe en el ángel que guarda y acompaña al hombre es una manera de fidelidad a lo creado. Y el ángel mismo espera todo el tiempo este acto de confianza. No le es permitido presionar a nadie, según lo que se sabe, sin embargo, si lo llamamos en nuestro auxilio se apresura a venir y respondernos. Tanto desea ayudarnos por ser su función que, se sabe, actúa como rayo. Yo ahora veo en nuestras Ordenes un alivio de la exaltación del ángel que cuida. Cuando un sacerdote cristiano se consagra al ángel no quiere decir que hace de éste el centro de la vida; significa que en virtud de esta consagración, el mensajero cuidador derramará más abundantemente su ayuda. Y esto es válido para todo aquel que se entere, sea un sacerdote o un creyente laico, porque el ángel de la Guarda está esperando por cada una de las personas, sea quien sea. Entre las iglesias cristianas, hoy, la modalidad de consagración al ángel de Guarda que preserva la tradición católica se está perdiendo, incluso, le dice un cura viejo como, con mucha pena he oído a sacerdotes decir que el ángel de la Guarda es de niños, porque el ángel es de todos y para toda la vida.”
Nos dice el sacerdote J. Jesús Ceja: “La consagración al ángel de la Guarda puede hacerse en forma privada; pero solo alcanza plena validez cuando ésta se pronuncia delante de una persona consagrada, con testimonio de hábito religioso. Normalmente tiene lugar después de una ceremonia solemne delante del Santísimo Sacramento. La consagración requiere la previa recepción del sacramento de la penitencia. Durante el rito, los candidatos recitan todos juntos una oración de consagración, teniendo cada uno en su mano un cirio encendido, símbolo del ángel de la Guarda. Por supuesto que la existencia y acción del ángel de la Guarda son anteriores a nuestra iglesia, pero sólo a partir de esta se oficializó una consagración al ángel y, que yo sepa, es la única que la ha mantenido a través de siglos posteriores. El ángel no pide una devoción para sí: su finalidad última es ayudarnos a amar a Dios y confiar en Su promesa. Lo importante no es saber muchas cosas sobre él, lo que importa es vivir con él y compartir como se comparte con un amigo muy querido, con el más digno de confianza. En esta vida actual es la mayor ayuda, porque como espíritu tiene la misión de penetrar toda nuestra vida, incluso nuestros trabajos materiales, para que también adquieran dimensión sobrenatural. Es necesario anotar la relación muy inmediata del ángel de la Guarda con María, nuestra gran protectora: cada ángel de la guarda, antes de ser invitado a la Tierra, pasa antes a servir a María para conocer mejor lo que es el hombre por medio de su intercesión: para penetrarse de la humanidad de María, de su bondad y comprensión de nuestras debilidades humanas. De manera que el ángel de la Guarda en nosotros es como la presencia protectora de María, pero muy individual, y adaptada a la manera de ser de cada cual. El compromiso con nuestro ángel solamente nos pide ser conscientes de su presencia y hacer todo en unión con él; rogando su santa inspiración así como la gracia especial de ponerla en practica con fidelidad; rogando alcanzar, por sobre todo, la verdadera humildad, y una infinita confianza en la misericordia de Dios. El ángel de la Guarda también se conoce como Custodio; Auxiliar de nuestras necesidades; Luz en nuestra oscuridad; Apoyo en todo peligro; Exhortador de nuestra conciencia; Intercesor; Escudo de defensa; Constante compañero; Segurísimo conductor; Fidelísimo amigo; Sabio consejero nuestro; Ejemplo de nuestra obediencia; Ejemplo de humildad; Consolador en el abandono; Ayudador nuestro...”
De acuerdo con la Iglesia Católica, entonces, se entiende al ángel de la Guarda como potencia de Dios. Su poder es, por lo mismo, mayor que todo el poder terreno ya que Dios actúa en él. De modo que por su propia naturaleza también vengan las ofensas que son cometidas contra Dios. Sin embargo, desde la encarnación de Jesucristo y su sacrificio por nosotros, la misericordia divina hacia los errores humanos se extiende también a la actuación del ángel de la Guarda y al actuar de todos los ángeles. Tanto es así que la sagrada Escritura bíblica lo certifica a través de Lucas (15:10): “Así, le digo, surge gozo entre los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente”. Ello no significa indiferencia antes nuestros errores, sino que por medio del misterio del Gólgota, se acercaron más a nosotros en afán de ayuda. Sin dejar de ser clara su función también de siervos: en la Revelación del Apocalipsis, Juan escribe (22:8-9) “Pues yo fui el que oyó y vio estas cosas. Y cuando hube oído y visto, caí para adorar delante de los pies del ángel que me había estado mostrando estas cosas. Pero me dice: ¡Ten cuidado! ¡No hagas eso! Yo simplemente soy co-esclavo tuyo y de tus hermanos...”
Así, el ángel de la Guarda tiene, a nuestro lado, una misión particular. Ha sido enviado al hombre como médico, como hermano solícito, a fin de guardarle desde el primero hasta el último suspiro. Su misión es de protección, no de venganza. Es nuestro intercesor y realiza lo que está a su alcance para ayudar al hombre. Y, en su tarea, reconoce lo que es la pobreza, la fatiga, el sacrificio y la expiación, la soledad y la violencia humana. Porque al ser mensajeros se entiende la suya como una misión. Para el judío-cristianismo, el ángel de Guarda le habla al hombre a través de lo que se da en llamar “voz de nuestra conciencia”, que el hombre, por su libre albedrío, tiene facultad de acallar u oír, y seguir. El ángel de la Guarda ama a su protegido, pero sólo adora a Dios mismo; nunca rechaza a la persona que guía, viviendo sólo para estar dispuesto a acudir en cuanto se le invoca.
En todo caso, la gran cantidad de testimonios que denuncian visiones de ángeles de la Guarda, ha de tener una explicación. Y es una explicación que no debe ser la que da la religión ni la que da la ciencia. Probablemente pertenece a otro campo de estudio que está mucho menos establecido. Le he preguntado a Salvado Freixedo su explicación para el actuar de los ángeles, y dice que “son parte del juego de los dioses, de las manipulaciones de los dioses. Los hombre no sólo no somos los “reyes de la creación” como nos habían dicho, ni las criaturas más inteligentes del universo, ni siquiera somos los reyes de este planeta que habitamos, ni las criaturas más inteligentes de él. Nuestra humanidad parece una granja que pertenece a otros seres más inteligentes que nosotros, que también habitan este planeta y que son los verdaderos reyes de él. Auque hiera nuestro amor propio, estos seres, que son de ordinario invisibles (auque se hacen visibles cuando quieren), dentro de la escala cósmica están en un peldaño superior al nuestro, lo mismo que nosotros estamos un peldaño más arriba de los animales y lo mismo que éstos están un peldaño más arriba de los vegetales, y estos de los minerales, aunque en el fondo todos estemos hechos de los mismos materiales; siendo solo cuestión de organización de “caldo primigenio” de que está formado todo el cosmos. Sea cual sea la función de los ángeles, en todo caso, se debe reflexionar sobre el hecho que todas las religiones admiten la existencia de estos seres, interfiriendo constantemente en la vida de los hombres. En todas las culturas que se conocen aparecen con nombre diversos. No se puede escribir tanto ni tan seriamente sobre algo que no existe y no se puede tener tantos nombres para designar puros entes imaginarios. En especial el primer informe de la existencia del ángel de la Guarda, en verdad, no se sabe cuándo surgió, probablemente es tan antiguo que ni memoria quedó de ello.”
San Francisco de Sales solía decir: “Vosotros conjuráis los demonios a fin de que se aparten de vosotros. ¿Por qué no conjuráis al ángel Custodio para que se acerque a vosotros para ayudarnos?”. También escribió que el ángel de la Guarda sufre lo mismo que sufre quien protege, por esta misión suya de vivir el mismo tormento humano de quien guarda. Otra escritora católica, Luisa de Marillac, lo nombra “el prisionero divino del amor”, y rogaba que crezca su corazón “que es demasiado pequeño para que habite en él un rey tan grande”. San Juan Bosco solía recomendar a sus discípulos “muy urgentemente” la devoción al ángel de la Guarda.
© Waldemar Verdugo Fuentes.
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